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Aleyda Yanes: “La comunidad trans no tiene el mismo acceso garantizado a espacios de educación"

Actualizado: 19 jun 2018

A 6 años de la sanción de la Ley de Identidad de Género 26.743 siguen existiendo innumerables ámbitos donde se vulneran los derechos del colectivo LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex, queer) incluidos los lugares de estudio. Frente a esta situación, la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) en el año 2015 institucionalizó la Consejería de Género.


Por Zoé Euliarte


Foto: Mariana Canessa

La Ley de Identidad de Género fue promulgada el 23 de mayo del año 2012. Dicha ley dispone a través de su normativa el reconocimiento, en su artículo primero, del libre desarrollo de la persona conforme su identidad de género y en su artículo segundo se establece que se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento. La Consejería de Género surge para hacer frente a las situaciones donde son vulnerados estos derechos.


En la actualidad la Consejería brinda su atención en su oficina ubicada dentro del Comedor Universitario de la UNCUYO y su horario de atención es: Martes de 14 a 19, Miércoles de 11 a 19 y Viernes de 11 a 14. Contracara se reunió con la Psicóloga Magíster Aleyda Yanes, miembro de la Consejería de Género de la Universidad para conocer qué es y qué actividades realiza esta institución.


¿Qué es la Consejería de Género?

- La Consejería es un espacio que se encarga de impulsar dentro de la Universidad Nacional de Cuyo intervenciones, estudios y líneas de trabajo con perspectiva de género. La Consejería tiene dos líneas de acción principales. Una que tiene que ver con la intervención directa en la cual nosotras acompañamos desde diferentes disciplinas, situaciones de la comunidad universitaria que tengan que ver con la identidad de género, la violencia patriarcal o la sexualidad.

Por otro lado, la otra línea de intervención que tenemos hace referencia a los espacios de formación y la promoción de derechos. Formación específicas para facultades, estudiantes, profesorado, líneas gráficas de sensibilización.


¿Cuáles son los objetivos de la Consejería?

-Los objetivos consisten en generar un dispositivo que permita el acompañamiento en el proceso de autonomía de las personas que vengan a ser asistidas. El principal objetivo es poder escuchar las necesidades, que las personas que vienen identifiquen las necesidades propias y en base a las mismas acompañar en el proceso de toma de decisiones. Por ejemplo hay situaciones de violencia patriarcal en donde la persona que viene dice está en pareja pero se siente mal y no tiene decidido si quiere separarse o no, si quiere impulsar denuncia o no, entonces nuestra institución se pregunta ¿Qué es lo que necesita? Hacemos ese acompañamiento. En estas situaciones muchas veces se necesitan articulaciones con agentes externos a la Universidad. Por ejemplo una chica que no se puede separar porque vive con la pareja violenta y tiene hijos con él y no tiene ingresos económicos propios. En ese caso muchas veces articulamos con agentes judiciales de afuera, agentes de salud o agentes sociales que puedan proveer algunas medidas económicas, legales.


¿Este espacio está destinado sólo a estudiantes de la UNCuyo?

-Está destinado a un público interno a la Universidad y es más amplio que a estudiantes, ya que nosotras nos abocamos a toda la comunidad universitaria. Involucra estudiantes, cuerpo docente y cuerpo no docente o personal de apoyo.


¿Consideran que las y los estudiantes están aprovechando este espacio?

-Sí, nuestro nivel de demanda es bastante alto, además que cabe destacar que en julio del año pasado se aprobó en la Universidad un protocolo de intervención institucional ante situaciones de violencia sexista, las cuales protege en caso de violencias particulares dirigidas hacia las mujeres como contra la comunidad LGBTIQ. En este protocolo somos el primer eslabón de la cadena porque somos las que recibimos las denuncias y hacemos un informe de recomendaciones y a partir de ahí sigue el circuito legal. Este protocolo también está teniendo mucha adherencia y motivo del mismo vienen muchas personas a denunciar y para otros temas también tenemos una tasa de asistencia muy alta.


¿Cómo es el trabajo que realizan con alguien que les pide asistencia?

-El protocolo es una de las líneas. Dicho protocolo se encarga de aquellas situaciones de violencia. Fuera del protocolo nuestra forma de acompañamiento es desde el trabajo social, desde el acompañamiento terapéutico o desde los ámbitos legales, hacemos un acompañamiento respetuoso de la autonomía. Es un espacio de escucha, donde no se toman decisiones por fuera de las personas a las que acompañamos. Es un espacio donde prima la confidencialidad y donde buscamos sostener los procesos que necesitan las personas. Hay veces que sobre todo con la sexualidad hay mucho mito y prejuicios y esto es lo que nosotras buscamos, un espacio libre de prejuicios, un espacio con una escucha atenta y que busque solucionar la necesidad de la persona, identificada por la persona.

¿Cuál es el obstáculo que tienen para llegar a las y los estudiantes?

-Obstáculos propiamente dicho no hemos identificado como tal, pero sí tenemos algunas falencias por ejemplo en términos de difusión. Sabemos que no hemos llegado al 100% del estudiantado o al 100% de la comunidad universitaria, si bien sabemos que se ha ido conociendo de más en más el espacio. Necesitamos seguir dándole difusión.

Y la otra falencia es por ejemplo con las temáticas que menos nos llegan es con respecto a las sexualidades . Si bien principalmente nos está llegando casos de personas trans de la Universidad (haciendo referencia a que no recurren muchas personas del resto de los miembros del colectivo LGBTIQ, sino principalmente trans) que vienen a ser acompañadas o en su proceso identitario o en esta articulación con la familia: Cuando se plantean cómo se lo comunican y cómo hacen frente a los prejuicios de sus familias.


¿Qué son las Becas de Identidades Plurales?

-Las Becas de Identidades Plurales surgen a partir de que entre el 2015 y 2016 se armó el proyecto y se aprobó finalmente la existencia de unas becas dirigidas a personas trans. Esta Beca busca compensar la deuda histórica y social con esta comunidad. La comunidad trans es una comunidad que hoy por hoy no tiene el mismo acceso garantizado a espacios de educación, como sí lo tienen otros sectores de la ciudadanía. Es una beca que está abierta todo el año y una vez que está la persona incluida en la Beca hacemos un seguimiento grupal .

Eso está bueno porque de ese seguimiento grupal nacen charlas, nacen iniciativas que las estudiantes nos proponen. En breve van a plantear el baño no binario por ejemplo, este tipo de propuestas o vamos a hacer algunas formaciones en algunas universidades donde no hay un lenguaje inclusivo, no hay respeto a las identidades de género. Nuestra Ley dice que tenemos que llamar a las personas según la identidad de género que eligen, así no hayan hecho el trámite registral. Si yo te digo que me llamo José, vos tenés que llamarme José en el género que te especifiqué. Esto no se está cumpliendo en muchas facultades de la Universidad, incluso por algunos sectores de profesores. Entonces estas demandas las tomamos e impulsamos iniciativas en relación a ello.


¿Por qué la beca está destinada sólo a la comunidad trans y no al resto del colectivo?

-El motivo por el que se da la beca a la comunidad trans (travestis, transexuales, transgénero) es porque no tienen la misma posibilidad de asistir a espacios de educación y de trabajo. Si bien es una estadística vieja, los datos reflejan que la esperanza de vida de una persona trans va entre los 35 y 40 años de vida. ¿Con que tiene que ver esto? Con una expulsión de cualquier dispositivo del estado. No solamente con la educación, también de la salud, también de la familia, hay un abandono claro por parte de la sociedad hacia este colectivo. Esto hace que se busquen políticas específicas de inclusión.

En cuanto a la sexualidad, hemos atendido casos de personas gays o lesbinas expulsadas y expulsados de sus hogares, los hemos tenido y hemos intervenido. Pero la sociedad va permeando estas sexualidades pero lo trans tiene un componente específico que es la visibilidad. Son cuerpos leídos como cuerpos diferentes. A partir de ahí son expulsadas de sus familias, tienen recorridos que les dificulta el acceso al trabajo. Uno de los reclamos más importantes de la colectividad trans es el acceso al trabajo. Hacemos una articulación con Acción Social para decidir la inclusión en la Beca y hacer el seguimiento, concluyó Yanes.


En este mismo sentido, un informe del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT que depende de la Federación Argentina LGBT (FALGBT) indicó que en el año 2017 se registraron en Argentina 103 casos de crímenes de odio por orientación sexual, expresión y por identidad de género. Además según este estudio “el porcentaje más alto corresponde a las mujeres trans con el 58% de los casos, en segundo lugar con el 30% se encuentran los varones gays, con el 9% de los casos le siguen las lesbianas y en cuarto lugar con el 3% los varones trans”.


Se puede decir que a pesar de la existencia de la legislación que reconoce los derechos de identidad de género y luego de más de 6 años de aplicación de esta Ley, en Argentina no toda la población respeta los Derechos que establece la normativa vigente. Es evidente que se necesita mucho más que una ley, se requieren también políticas claras, líneas de acción contundentes y un sistema educativo que no reproduzca el odio.

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