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Las series provocan un boom entre los jóvenes

Actualizado: 19 jun 2018

El consumo de ficciones en formato streaming ha llevado a personas estudiosas de la comunicación y la sociología a reflexionar sobre este hábito contemporáneo.


Por Zoé Euliarte



El consumo de series en formato audiovisual se ha convertido en una especie de fenómeno del mundo actual, siendo que no sólo se transmiten a través de la TV sino que también pueden disfrutarse por medio de diversas plataformas en línea. A partir de esto, surge una pregunta. ¿Cuál es el encanto que tienen las series? Haber visto tal o cual serie ha copado un alto porcentaje en las conversaciones de las/os jóvenes; es muy común que en una charla entre amigas/os salgan temas relacionados a algún capítulo de la serie que está de moda lo cual queda plasmado en muchos de los memes reproducidos a través de las redes sociales.


Contracara consultó a Valentina Arias, Investigadora y Licenciada en Comunicación Social, quien expuso que el presente encanto de estas producciones puede ser analizado desde varios puntos de vista. Explicó que las mismas son “productos de muy buena manufactura a comparación de otro tiempo, sin duda están pasando una época de oro: buena producción, buenos guiones y grandes actores”. Observó, además, que “la forma de visionado que propone Internet lo diferencia ampliamente de las series en otras épocas. Ahora se pueden ver cuando y donde uno quiera y el consumo se ajusta a lo que busca el sujeto, debido a que se puede ver un capítulo, medio capítulo o la temporada entera”. “Plataformas como Netflix permiten que el sujeto se zambulla en horas y horas de televisión, sin necesidad siquiera de apretar un botón el capítulo siguiente continúa a los pocos segundos”, concluyó. Según un informe de la consultora Carrier y Asociados, cerca del 80% de las/os habitantes de Argentina consume contenidos de video a través de una plataforma. En este contexto, YouTube es el servicio gratuito más elegido y Netflix es la opción de video bajo demanda por suscripción más utilizada. El consumo de contenido en series y películas se destaca el rango de edad entre 25 a 34 años, por lo cual se puede afirmar que estos tipos de formatos audiovisuales se han constituido en un nuevo hábito de las/os jóvenes. El mismo trae algunos interrogantes. ¿Esto es bueno? ¿Esto es malo? ¿O sólo es un pasatiempo que en nada afecta a los valores morales de las/os consumidores?


En respuesta a este tipo de inquietudes, aparecen las visiones apocalípticas de los filósofos alemanes Adorno y Horkheimer, representantes de la Escuela de Frankfurt y de la teoría crítica de inspiración marxista. Ellos aseguraron que la industria de la cultura no posee más que un fin comercial, en el cual el consumo de “productos culturales” sólo tiene como finalidad retroalimentar el sistema económico en el que estamos insertos. Sostuvieron además, que no por azar surgió el sistema de la industria cultural en los países industriales más liberales.

Por otro lado, existen posturas no apocalípticas sobre los consumos culturales tales como la de Núria Simelio, Doctora en Periodismo y Ciencias de la Comunicación, quien afirma en su ensayo sobre La representación de las relaciones sociales en las series de ficción digitales creadas específicamente para internet que “la alfabetización digital es un requisito indispensable para la sociedad actual. No sólo se debe limitar a alfabetizar en aspectos como el uso de las herramientas o del lenguaje. Es necesario que también se forme a la audiencia de forma crítica y cívicamente para que la revolución, que se está produciendo en los aspectos técnicos, se realice también en los contenidos”.


Se puede concluir en que el hábito de ver series no es necesariamente negativo, en realidad profundizando en el tema, no es ni bueno ni malo, sino que, lo más conveniente, sería enfocarse en la interpretación que realiza el público espectador en cuanto al mensaje, a los símbolos y a los valores sociales que promociona el trasfondo de cada serie.

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