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El Hospital Carlos Pereyra ofrece un programa de voluntariado

Actualizado: 19 jun 2018

La iniciativa cuenta con talleres recreativos dentro de un marco de rehabilitación. El mismo permanece en el tiempo en manos de un grupo que se renueva constantemente, comprometido en el proceso de evolución y distensión de las y los usuarios de servicio de salud mental.


Por Romina Díaz

Foto: Voluntariado Hospital Pereyra

El Hospital Escuela de Salud Mental Dr. Carlos Pereyra abrió las puertas a Contracara para conocer los múltiples sectores del establecimiento. Una de esas áreas es el Departamento de Rehabilitación, del cual dependen los talleres del voluntariado.


“El voluntariado comenzó en el año 1999. En esa época, las personas con patología de salud mental eran discriminadas por la sociedad y la mayoría eran depositados por sus familias en el hospital. Entonces, un licenciado en psicología, de apellido Mari, invitó a personas interesadas de la comunidad a que fueran, en horarios de visita, a acompañar a los usuarios. Compartir desde una charla hasta alguna actividad recreativa”, contó a Contracara Belén Nasazzi, Coordinadora del programa voluntario.


La Psiquiatra Mónica Raviolo, Jefa del Departamento de Rehabilitación, explicó que: “El usuario de servicio de salud mental hace referencia al paciente. Pero se lo considera en un momento determinado y de su equipo terapéutico”. Sin embargo, puede resultar estigmatizante porque: “Una persona que, en algún momento, recibió o recibe un tratamiento psicológico se lo etiqueta o identifica como paciente psiquiátrico por el resto de su vida.” Así mismo, señaló lo interesante que es poder diferenciar entre “ser” y “estar”. Es importante señalar que las internaciones no son permanentes, sino que son transitorias, es decir, de un corto plazo de tiempo.


El espacio cuenta con tres talleres diferenciados: muralismo, manualidades e integración grupal. Estos se dan entre semana, en horarios de tarde y a libre elección. En cada uno, la expresión del arte se manifiesta como la posibilidad de un canal alternativo. “Los talleres son puramente recreativos. No trabajamos con la patología, es decir, desconocemos diagnósticos. Trabajamos en una instancia totalmente de igualdad y podemos verlos en otras situaciones. No apuntamos a ningún fin terapéutico, aunque indirectamente lo causemos. Nuestro fin es de recreación y diversión”, apuntó Camila Morán, estudiante universitaria y voluntaria.



Foto: Voluntariado Hospital Pereyra

Los materiales con los que cuenta cada taller son donados por particulares, organizaciones, etc. También, para una mejor autogestión, se elaboran actividades, de manera externa a la institución, para recaudar fondos como ferias americanas y festivales a beneficio. Además, en el hospital se organizan otras experiencias para las y los usuarios como la celebración de cumpleaños, una vez al mes, y una gran fiesta que se da cada cierre de año. Bandas, murgas, bailarines, fotógrafas y fotógrafos, entre otros, ofrecen su arte y comparten un momento agradable con la gente del hospital; también de forma benéfica.


En la actualidad, del voluntariado participan quince miembros. La mayoría son estudiantes universitarios, sin embargo este no es un requisito indispensable para participar. Estos se reparten entre los tres talleres conformando grupos específicos para los mismos. “En sus inicios, las características de la dinámica y los objetivos del grupo se transformó, se ordenó y sistematizó hasta formar parte de la institución. Lo único que no cambió, en todos estos años, es la vocación por acompañar a las personas que transitan un momento muy particular de la vida. Desde una mirada más humana, más social. Siempre se apuntó a buscar salud y la singularidad en cada uno de ellos”, aportó la Coordinadora del programa.


“ La convocatoria para participar del voluntariado está abierta todo el año y cualquier persona de la comunidad puede acercarse al hospital, no necesariamente tiene que ser estudiante. También se puede escribir a través de Facebook ´Voluntariado Hospital Pereyra´. El único requisito es ser mayor de edad, tener disponibilidad horaria y compromiso”, comentó Camila.


Foto: Voluntariado Hospital Pereyra

En tanto especialista, Raviolo destaca a talleristas y su compromiso como una de las virtudes que más les define y el efecto que producen se percibe de manera inmediata. De igual manera, en el plano afectivo se vinculan con las y los usuarios acompañando el proceso de su internación y recuperación. “Disfrutan y esperan los talleres de los voluntarios. Realizan actividades recreativas, expresivas que favorecen la comunicación y creatividad en un clima de esparcimiento”, agregó.


Los parientes tienen la oportunidad de participar de las tareas, previamente elaboradas, que se dan a modo de entretenimiento. Esto hace más ameno la evolución de pacientes transitorios y ofrece la posibilidad de encuentro con los suyos. Sin embargo, son muchas las personas que no reciben visitas o no tienen familiares.

Nancy, mamá de un usuario, valoró la importancia de la labor que llevan a cabo las y los voluntarios. Fundamental para el acompañamiento de distensión, ya que, “se olvidan por un momento de sus problemas. Es un mundo diferente”.


Como parte de su rol, los talleristas se sienten con el compromiso, desde las actividades que realizan, en la intervención social para generar desestigmatización. “La sociedad ha avanzado mucho en los últimos años en relación a la desmitificación de la salud mental, aunque todavía queda mucho por hacer. Creo que este grupo solidario es un excelente facilitador para continuar acortando caminos entre el hospital de salud mental y la sociedad”, apreció Belén Nasazzi.


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